lunes, 14 de julio de 2008

Cuentos de Fútbol: "De Música Ligera"


Cada vida tiene un soundtrack, cada persona guarda canciones y música en su memoria. A través de una melodía somos capaces de transportarnos a lugares y momentos específicos de nuestras vidas; el primer beso (o el último), el cumpleaños del viejo antes que se fuera de viaje para siempre, el verano del '97 con los primos del interior, los recreos en el colegio, el campeonato de atletismo, el viaje de egresados, la Universidad y las noches de exceso, etc. Siempre existe en nuestro baúl de recuerdos alguna canción que nos devuelve ese pedazo de vida que se llevó el pasado.

Hace algunos días me viene rondando la idea de escribir sobre fútbol y el soundtrack de la vida, que en este caso es la mía. Canciones o discos que me recuerdan mundiales, jugadores, partidos, jugadas, goles. Momentos que a través de un simple play, vuelven rápidos, acelerados, fulminantes y me llevan de vuelta frente a la tele, al estadio, de viaje, o simplemente echado en el piso de casa, junto a la radio, escuchando partidos añejos.

Recuerdo, escucho y sale esto:

Diego A. Maradona y el Mundial de México, 1986: Michael Jackson. Ninguna canción en particular y todas a la misma vez. El cantante de pop americano sonaba de manera ininterrumpida en las radios nacionales mientras yo pegado al televisor, estupefacto, intentaba entender cómo hacía Maradona para meter aquellos goles. En el entretiempo de los partidos que mi viejo y yo mirábamos religiosamente, recuerdo haber ido a mi pieza y con un guante negro en la mano, haber intentado caminar hacia atrás como lo hacía Michael.

Una vez terminada la transmisión, pelota en mano y sin el guante negro, me iba al patio a patear y a amagar plantas, imitando al Diego.

Holanda campeona de Europa, 1988: "Careless Whisper", Whamp!. Mi vieja adoraba esta canción. Todas las mañanas antes de empezar las transimisiones de la Eurocopa que Holanda; de la mano de Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rikjard entre otros, terminó ganando dando cátedra, el canal nacional pasaba video clips y esta canción era titular (?). Mi vieja me abrazaba mientras cantaba en un inglés errático y yo, con apenas 7 años, no entendía por qué la mina del video lo dejaba llorando (a George Michael) y se iba sola en el avión.

Mundial de Italia, 1990: "Una State Italiana", Canción oficial. Mi viejo me preguntó por esos días que quería de regalo para mi santo y le dije que me gustaría tener el cassette del Mundial. Y mi Viejo me dio en el gusto. Durante todo el Mundial, rigurosamente, mientras alucinaba con los goles y desbordes de Claudio Paul Caniggia, fue lo único que escuché. Mi hermana mayor, desde su pieza, me miraba con cara de lástima.

Mundial de Estados Unidos, 1994: "Killing in the name of", Rage Against the Machine. Fue el primer Mundial al que tuve la oportunidad de asistir. Tenía 13 años y mi papá, fanático del fútbol, decidió que sería bueno que viera un Mundial en vivo, en persona. Al llegar a USA todo me parecia increíblemente ajeno y sentía un temor nuevo, una inseguridad que, mirado desde lejos, tenía poco y nada de sentido. Sin embargo y para armarme de valor, mientras caminaba por la calles de New York, retrocedía una y otra vez el tape para escuchar la canción de esta excelente banda gringa.

Iván Zamorano y el Real Madrid, 1994-95: "Voy a ganar", Miguel Bosé. La temporada 94-95, Iván Zamorano veía como junto con la llegada de Jorge Valdano al Real Madrid, su espacio en el equipo estelar, se esfumaba. El argentino declaraba públicamente que Zamorano debía irse del Real si quería jugar (incluso llegó a referirse a él como el "sexto extranjero") y el chileno, en vez de aceptar las numerosas ofertas provenientes de toda Europa, prefirió quedarse.

Aquella temporada, Iván Zamorano fue "Pichichi" de la liga y el Real Madrid campeón.
La canción (muy popular en los '80) la pusieron de fondo en un entrevista que le hicieron a Zamorano por aquellos años y nunca más me pude sacar de la cabeza la relación [entrevista-jugador-incidente-canción]. Cada vez que la escucho (cosa que no pasa muy seguido), me vuelve a la memoria la historia aquella del chileno doblándole la mano al entrenador, superando la adversidad.

Mundial de Francia, 1998: "Clandestino", Manu Chao. Justo antes de viajar a Francia a ver mi segundo Mundial, un buen amigo me pasó el cassette de Manu Chao para que lo escuchara en mis horas de ocio por tierras francesas. Los recuerdos de Europa y de la fiesta vivida en esos días (sobre todo el segundo gol de Salas a los italianos) vuelven veloces, raudos y nuevos cada vez que escucho este melódico e increíble disco.

Copa América Paraguay, 1999: “The Masterplan”, Oasis. Chile dio vuelta un partido increíble contra Colombia por el grupo aquella Copa América, el hermano de mi buen amigo Rodrigo (Mauricio Aros) se perdió un penal en la semifinal contra Uruguay y la selección terminó su participación en la Copa sin pena ni gloria perdiendo 2-1 ante México por el tercer lugar. Además, mi hermana y yo nos odiábamos oficialmente, no podía conseguir novia por ningún lado, faltaba a clases a lo menos una vez por semana y mis sueños de jugar en primera empezaban a agarrar forma. Todo esto pasaba mientras escuchaba esta canción de la banda inglesa que me ayudaba a combatir (o quizás a empeorar) la incertidumbre de lo que se venía.

Mundial Corea-Japon, 2002: “Legiao Urbana, MTV Acustico”, Legiao Urbana. El Mundial coincidió con mi primer año en Estados Unidos. Todo nuevo, todo sobrecogedormente extrano. Gran campeonato jugó Brasil; Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo dieron una muestra de buen fútbol al mundo entero y el “Fenómeno” se aburrió de hacer goles (8 y a lo menos uno por partido). Coincidentemente, empecé a escuchar música de esas tierras y “Legiao Urbana” no pudo ser un mejor comienzo.

Eurocopa, 2004: Michalis Chatzigiannis (?). Grecia gana la Eurocopa por primera vez en la historia y cómo no, de manera heróica. Un grupo de amigos griegos con los que trabajaba en un restaurante por esos días, se juntaban a ver los partidos. A medida que el equipo fue avanzando, las fiestas antes de cada partido se hicieron una tradición. Los gyros, baklavas y spinakopita (comida típica), el ouzo (trago tradicional) eran acompañados por la infaltable música de este cantante que a pesar de no entenderle una palabra de lo que cantaba, le puso melodía a mis días de fútbol y amigos griegos.

Mundial de Alemania, 2006: “Baptism”, Lenny Kravitz. El primer partido del Mundial me encontró un poco fuera de mí. La noche anterior a la inauguración un amigo y yo decidimos esperar el partido en vela (estúpidas ocurrencias de dos personas con muy poco que hacer y sin trabajo. Además, mirándolo en retrospectiva, no sé si Costa Rica contra Alemania valía la pena!). Las drogas y el rock and roll de Lenny se encargaron del resto.

Chile-Venezuela, Eliminatorias 2008: “Vos sabés”, Los Fabulosos Cadillacs. Chile sacaba un empate ante Venezuela y el punto no era tan malo (considerando que Chile está bastante lejos de ser una potencia futbolística). En el hospital, esperando el nacimiento de mi primer hijo, miraba el partido en mi laptop mientras mi esposa trataba de aguantar las contracciones. Como el relato era de un espantoso canal venezolano que encontré en internet, puse mi CD de los Fabulosos Cadillacs de fondo con una canción ad-hoc. A un minuto del final, Suazo metió el 3-2 y los tres puntos se fueron para Chile. Mi hijo nació esa noche, todo un ganador.
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